Desarrolla habilidades de base que permitan dar continuidad a la práctica deportiva en niños, niñas y adolescentes y a la vez, disminuye la inactividad física en esa población.
2
Fortalece habilidades en los niños, niñas y adolescentes como el autoconocimiento, el control de las emociones y las habilidades sociales como la comunicación y el trabajo en equipo.
3
Promueve el acompañamiento de los padres en los procesos de formación de sus hijos.
4
Promueve la igualdad de género en el deporte.
5
Aporta a la prevención de conductas de riesgos como el reclutamiento infantil, la delincuencia juvenil y consumo de sustancias psicoactivas, entre otros.